martes, 2 de septiembre de 2014

MI VERSO LIBRE.

Decía Manuel Machado:
"Verso libre, verso libre,
líbrate mejor del verso
cuando te esclavice". 

Por eso yo
Quiero cantar mis penas y venturas
sin grilletes de  métrica y rima,
y poder volar a las alturas
sin plomo en las alas que lo impida.

Transmitir ficción y realidad
de vivir en el mundo inmerso,
respetando solo la musicalidad
razón constitutiva del verso.

ROSA GALIANA.

LA CERILLERA DEL SIGLO XXI

Bajo este titulo, Rosa María Zamoro Tejada, amiga y compañera de "Ventana Literaria" de Almendralejo, ha escrito el siguiente cuento:

"La muchacha vendía cerillas por las calles para poder tener dinero y así saciar su hambre. Era Nochebuena y esperaba que la gente se apiadase de su orfandad. Pero no fue así. Se acurrucó en un portal y como tenía frío fue encendiendo un a a una las cerillas para entrar en calor. Pasaron unos niños cerca de ella y mirándose asombrados pensaron que era igual que la protagonista de su cuento preferido. Y dijo uno al otro: "ya veras como mañana cuando pasemos por aquí la encontramos muerta de hambre y de frío".

La lectura de este relato, sin  entrar en consideraciones literarias, ha provocado en mi una reacción de rechazo hacia la pasividad  ante la desgracia ajena.
A la protagonista la podemos identificar con cualquiera de los miles de mendigos que pueblan nuestras calles, sobretodo en las grandes urbes, pero no centraré mi atención en ella, pese a los sentimientos que su figura me inspira, y si en los otros personajes, esos muchachos que podríamos ser cualquiera de nosotros, que se percatan de la existencia de la chica y de su precaria situación, pronosticado incluso un desenlace infeliz, pero siguen su camino con tranquilidad, carentes de amor y de interés para su semejante.
A veces participamos en encendidas discusiones sobre el dramático momento que atraviesa nuestra sociedad, esgrimiendo argumentos más o menos demagógicos de como solventarlo, pero siempre haciendo recaer la responsabilidad en los otros
Es cierto que son infinitos los temas a resolver, pero no cabe duda, que la pobreza es el más acuciante, por ser origen y desencadenante de todo tipo de violencia.
Estamos de acuerdo que son asuntos a ser planteados a  nivel global, para que los estados y gobiernos encaucen sus actuaciones a tratar de solucionarlos, pero hemos de ser conscientes de la fuerza que cada un o de nosotros representa, e integrarnos en colectivos que reivindiquen, ante los estamentos que tienen poder de decisión, la no vulneración de los derechos humanos.
Volviendo a la historia que nos ocupa, de manera individual tenemos que impulsar nuestra conciencia y la de aquellos de nuestro entorno a no deshumanizarnos y comprometernos con los más desfavorecidos.
La falta de caridad para con los demás es contaminante y alcanza incluso a los niños, como metafóricamente se desprende del texto de Rosa Zamoro, pues como digo al principio, estos chiquillos, conocedores de la tragedia de la niña, pasan de largo y aceptan como natural, la fatalidad de que a su regreso la encontraran muerta, sin  que por ello muevan un solo dedo para evitarlo.
Ante lo anterior, no puedo dejar de preguntarme: ¿adonde vamos a llegar con nuestro desafecto?, entendiendo se hace urgente y necesario, inculcar el pensamiento de lo esencial que resulta motivar el ánimo de las nuevas generaciones a combatir la injusticia.