miércoles, 29 de diciembre de 2010

UN RECUERDO A MI TÍO MANOLO, EN EL "DÍA DE LA ZAMBOMBA".





La prensa se hace eco de que en Andalucía y en otros puntos de España, las zambombas es una fiesta actualmente en auge igual que lo fuera antaño, ya que la costumbre viene del siglo XVIII, cuando los vecinos se reunían junto a una hoguera para celebrar la Navidad, cantando villancicos acompañados de la zambomba y otros instrumentos de fabricación casera.

Esta noticia me traslada a mi infancia, concretamente a la casa de mis abuelos Juan e Isabel, donde tras una copiosa cena, mi tío Manolo se situaba en el centro del comedor rodeado de todos los niños de la familia, cada uno provisto de su correspondiente zambomba, los mayores con botellas de anís para rascar su superficie con una cuchara y él, mi tío, que previamente a un trozo de madera le había hecho dientes a modo de sierra, la pasaba una y otra vez por el filo de un bidón metálico vacío.

Las zambombas, las botellas, el bidón y las canciones, producían un ruido que se oía en todas las calle próximas, por lo que a los pocos minutos, la casa se inundaba de gente y la fiesta era total.

Solo mi tío Manolo, con su carácter extrovertido y acogedor, era capaz de suscitar una manifestación de alegría de tales dimensiones, en unos años en que las cosas no eran fáciles.

Nunca olvidaré esas Navidades y tampoco a mi tío Manolo, que con tan pocos medios hacía feliz a tantas personas.

ASUNCIÓN.

martes, 28 de diciembre de 2010

MI RECUERDO PARA VILLAFRANCA DE LOS BARROS (Badajoz).

Calle en verano, hora de la siesta.


Parroquia Nuestra Señora del Valle


Calle Carrera Chica


Colegio de San José


Museo Historio y Etnográfico



Cine Festival

Mercado Municipal


Ermita de La Coronada

Ermita de San Isidro

En Villafranca de los Barros estuve viviendo durante cuatro años, todos ellos trabajando en las oficinas de FORJAS Y ACEROS DEL GUADIANA,S.A. "FAGSA", guardando un cariñoso recuerdo tanto de mis compañeros como de mis amigas.
ASUNCIÓN.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

LO MEJOR PARA EL 2011

















Deseo para todos y para mi misma, que en el 2011 tengamos particularmente salud y alguna que otra alegría.

ASUNCIÓN.







lunes, 29 de noviembre de 2010

"SILENCIO Y DESPUÉS ...... LA MÚSICA"





Este artículo fue publicado en la revista "ESCUELA GUSTAV MAHLER" de Almendralejo (Badajoz), en Septiembre de 1988.








"SILENCIO Y DESPUÉS .... LA MÚSICA"

Con estas breves palabras pronunciadas por Don Joaquín Parra González, dio comienzo el pasado 8 de Julio, en el Salón de Actos de la Caja Rural de Almendralejo, el concierto previo a la entrega de diplomas a los alumnos que habían asistido al II Curso de Pedagogia del Piano, organizado por la ESCUELA GUSTAV MAHLER, e impartido por el mismo Profesor Parra.

Silencio y ... después la música. Hermosa frase cargada de sentido, dicha por un profesional que sabe de la importancia del silencio en la música

En la época actual existe una gran tendencia el ruido, alcanzando proporciones desorbitadas en los llamados conciertos de rock, donde el público canta, baila y grita a la vez que los que están en el escenario. Posiblemente este tipo de manifestación artística tenga que llevarse a cabo en este ambiente para poder desarrollarse, y la participación de los asistentes forme parte del espectáculo, pues sin la misma no sería completo, pero dejando aparte este género, el silencio es primordial para la música.

A la hora de componer, el silencio y la soledad es la base misma de la inspiración. Santiago Ramón y Cajal decía, que: "solamente en la soledad somos dueños de nosotros y creamos en nuestra conciencia la íntima convicción de la libertad".

Consigamos para nuestro espíritu ese estado de libertad, y estaremos en condiciones óptimas de extraer lo mejor de nosotros mismos. El recogimiento será nuestro mejor aliado en el momento de la composición, pues hace que sintamos con más intensidad el rítmico latir de nuestro corazón y el fluir de las ideas.

Que el silencio es fructífero y perfecciona, lo prueba el hecho de que Beethoven, desde el aislamiento sonoro que le impuso su enfermedad, continuo adelante con su gran obra, y a esta etapa de su vida pertenecen los temas más llenos de fuerza y expresión.

El acto de la interpretación tiene que realizarse en el ambiente adecuado, y el artista debe contar de antemano con un silencio respetuoso que le permita ejecutar la obra, y así poder transmitir su mensaje, contagiar a los demás de su sentir, y conseguir una completa comunión con el público, debiendo romper el encanto de este clima, solo el aplauso final, muestra de aprobación e identificación con el autor y el interprete.

ASUNCIÓN DIAZ


domingo, 14 de noviembre de 2010

ESTE ERA "CURRY", MI PERRO.














VIVIÓ 17 AÑOS, TODOS ELLOS EN NUESTRA CASA. CUANDO MURIÓ DEJÓ UN GRAN VACÍO, PORQUE A SU MANERA HABÍA COMPARTIDO CON NOSOTROS MUCHAS DE NUESTRAS VIVENCIAS. SIEMPRE RECORDARÉ CON CARIÑO A MI PERRITO "CURRY".

jueves, 11 de noviembre de 2010

HOMENAJE A MARÍA GRACIA DONOSO ( I )


Este tema lo publiqué aquí en mi blog el 11 de Noviembre del 2010, pero lo actualizó, porque habiendo contactado por Facebook con Gracia Monje, hija de María de Gracia Donoso, quiero darle a la misma la ocasión de leer esta bonita composición de su madre.


Mi querida amiga María de Gracia, amante de la composición musical y de la literatura, falleció en Chipiona (Cadiz), el 13 de Julio del 2010, y en su honor rescato una de sus poesías, concretamente la dedicada a la torre de la Parroquia de la Purificación de Almendralejo, ciudad donde ambas nacimos.
Este trabajo está fechado en el propio Almendralejo en Julio de 1971.

LA TORRE DE ALMENDRALEJO

Erguida, altiva, esbelta torre
que das la bienvenida al viajero
que tras recorrer largo camino
regresa, ilusionado, a Almendralejo.

Desde antes de llegar se te divisa
-enhiesta y orgullosa- desde lejos,
como dueña y señora del paisaje,
rodeada de olivares y viñedos.

Tierras llanas de dorados trigales
alternando con pardos barbechos,
y un puñado de edificios blancos
que se apiñan alrededor de tu cuerpo.

Por encima de ellos te elevas
recortando tu silueta en un cielo
pocas veces cubierto de nubes,
casi siempre de un azul intenso,
que penetra a través de los ojos
de ilusiones y de afanes nuevos.

Tú, que has sido testigo impasible
de alegrías y de sufrimientos;
que has sentido en tu carne la herida
-en tu carne de piedra y cemento-
cuando el odio feroz de los hombres
desatose un verano en el pueblo.

Tú, que sabes aguantar impertérrita
los rigores del frío del invierno,
de la lluvia, la escarcha. la nieve,
la tormenta el granizo y el hielo.

Tú conoces muy bien sus sudores
y su lucha con los elementos.
Tú le has visto doblarse en el surco
preparando con mimo el barbecho

que mañana será sementera
y después, con el cambio del tiempo,
mar de oro de rubias espigas
que se ondula al paso del viento.

Tú conoces muy bien sus afanes,
tú le has visto sufrir en silencio
por la falta o exceso de lluvia
y conoces su eterno desvelo,

por la tierra que quiere y trabaja,
y has oído sus cantos rompiendo
la siesta de un día de verano
preparando a las mulas el pienso.

Y le has visto volver por la tarde,
mosto y sudor empapando su cuerpo,
con su carro repleto de uva,
recompensa a un año de esfuerzo.

Eres, torre, faro vigilante
cuatro ojos a los cuatro vientos
de este mar sin rocas ni oleaje
de verdes olivos y recios sarmientos.


Maria de Gracia Donoso Morán
Julio 1971






martes, 12 de octubre de 2010

EL OTRO "PLATERO".

Este pequeño cuento lo escribí hace varios años y lo transcribo tal cual. De haberlo escrito ahora, hubiera profundizado más en el mensaje de que "el hombre es él y sus circunstancias", y éstas a veces nos obligan a vivir de una manera que no se corresponde con lo que realmente sentimos.
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Cuando Paco "El Cacharrero" decidió trasladarse a Madrid, y tras un largo regateo sobre el precio del transporte, encaramó en el camión de Felipe su pequeño carro policromado, su burra "Mariposa", al hijo de ésta y una buena carga de loza que era la base de su negocio.
Por entonces el borriquillo no tenía nombre, pues con el ajetreo de la mudanza, Paco no había tenido tiempo ni humor para ello.
A mitad de camino pararon en un bar de carretera, momento que aprovechó Paco para bajar a los animales y que estiraran las patas.Fue entonces cuando dos chicas que bajaban de un coche comentaron entre sí:
¿Que te recuerda ese burrito?
Me recuerda al "Platero"de Juan Ramón Jimenez que decía era: "pequeño,peludo,suave, ...".
Paco pensó que el tal Juan Ramón sería un amigo de las muchachas y por eso conocían tan bien a su burro, pero le gustó el nombre, y desde entonces lo llamó "PLATERO".
Al llegar a la ciudad se instaló en el extrarradio, en una humilde casa baja seguida de un corral, donde improvisó, con unos maderos y unas cuantas tablas, una cuadra para "Mariposa" y "Platero".
Cada mañana Paco aviaba a "Mariposa", la enganchaba al carro policromado y paseaba las calles de Madrid ofreciendo sus cántaros, botijos, macetas, platos y todo cuanto desde su Extremadura natal le mandaba su cuñado el alfarero.
En su diario peregrinar les acompaña "Platero", a veces con sumisión infantil junto a su madre, y otras quedándose rezagado teniendo que recurrir a un trote desigual para alcanzarles.
"Platero" se hizo pronto celebre entre los niños, debiendo quizás su fama a la sonoridad de su nombre, si bien es cierto era guapo y enamoraba nada más verlo, por eso la señorita Ana, catequista de la parroquia del barrio, llegada la Nochebuena le pidió a Paco se lo cediera para que formara parte del Nacimiento viviente que cada año instalaba en la Iglesia.
Antonio el fotógrafo, que era un vividor y con gran visión para los negocios, se percató de las fantásticas condiciones fotogénicas de "Platero", y se lo alquiló a Paco para los sábados y domingos.
Durante esos días lo enjaezaba con mil adornos, incluso le trenzaba la cola, y así con estas hechuras lo llevaba por plazas y jardines, donde los chiquillos se subían a él y Antonio les hacía fotos.
Pero esta emocionante existencia fue corta porque las circunstancias obligaron a Paco retirar a "Platero" de su vida andariega y torbellina, ya que "Mariposa" iba envejeciendo, y por mucho que le tiraba del cabestro no había manera de hacerla andar. Ya no podía con el carro y jadeaba que daba pena, por lo que decidió no volverla a sacar, y la dejó tranquila en la cuadra, donde pasados unos días la encontró muerta, con las extremidades hacia arriba y la panza gorda y tensa como una zambomba.
"Platero" no asumió con demasiada dignidad sus responsabilidades laborales, pues al contrario que "Mariposa", dócil y trabajadora, él era vago y retozón y no se dejaba poner el atalaje, siendo muchos los disgusto que le dio a Paco con su díscola manera de ser, que le llevaba incluso a encabritarse cuando más cargado iba el carro de vasijas, dando al traste con las pocas ganancias.
"Platero" no deseaba ser malo porque quería a su dueño, pero prefería que Paco, en lugar de ponerle a tirar del pesado carro, lo hubiera sacado a pasear y así como Juan Ramón poder decir: "Veníamos los dos, cargados de los montes: Platero, de almoraduj; yo, de lirios amarillos".
Paco sufría con el carácter indómito y juguetón de "Platero", ya que no prestaba la mas mínima atención a sus órdenes y le desobedecía continuamente, por lo que tenia que usar la vara más de lo que hubiera querido, llagando en ocasiones a dañar su piel, que de noche, al regreso de su callejeo, en la humilde cuadra curaba con mimo y rehuyendo la mirada entre acusadora y dolorida, mirada que le taladraba el corazón, aunque procuraba hacerse el duro, sobretodo porque las llagas sanaban pronto, ya que "Platero" era joven y fuerte y con buena encarnadura.
Poquito a poquito "Platero" se fue adaptando a la vida y costumbres de su dueño, y comprendió que ya era un burro adulto y como tal tenía que comportarse haciendo frente a su destino y olvidar los sueños de libertad, que estaban muy bien para el burro de un poeta, pero no para el burro de un modesto cacharrero.
"Platero" ganó en madurez y hacía lo imposible por contener el impulso de huida que le producía el enorme tropel de coches entre los que tenía que caminar. Aprendió a abrir lo suficiente las patas, apretándolas contra el asfalto para no perder el equilibrio cuando las calles estaban recién regadas o había llovido
Llevaba con paciencia el roce de los varales en sus costados, y de tanto frotar la madera una y otra vez sobre su cuerpo, el pelo iba desapareciendo, y había noches que llegaba a la cuadra con enormes "jollauras" como decía Paco.
También aprendió a soportar las molestas picaduras de las moscas, que particularmente en verano, las malvadas se posaban sobre sus heridas, en el sitio justo donde él no podía defenderse de su asedio.
Todas estas vicisitudes cambiaron el comportamiento de "Platero", que su alegre caminar lo sustituyó por otro lento y aburrido, y a sí el carro policromado, visto desde un balcón, cuando salían de madrugada y la calle estaba desierta, era como una barquilla deslizándose por un tranquilo rió acompasada por un dulce balanceo.
Lejos quedaba ya y fuera de su recuerdo, pues hasta el consuelo de la memoria le había sido negado al nacer burro, aquellas Navidades en que en un Portal de cartón piedra y papel plata, intervino en la representación de uno de los acontecimientos que más han influido en la vida de los hombres.
Olvidadas también las jornadas bohemias en que con Antonio el retratista deambulaba por lo parques rebosantes de primavera y donde se fotografiaba con los chavales, que cariñosamente le tiraban de las orejas y apretaban las piernecitas contra su vientre incitándole a caminar, aunque solo fuera unos pasos, queriendo prolongar algo más el breve momento de la instantánea.
Así fue como "Platero" pasó a engrosar el número de los muchos burros anónimos que van por la ciudad tirando de oscuros carros, o de carros policromados como el de Paco "El Cacharrero", quién por su parte estaba feliz con la transformación y sometimiento de su rucio, al que ya no tenía que castigar y por tanto le evitaba tener que sentir remordimiento, siendo así todo más fácil entre ellos, pues le obedecía mansamente con solo decirle:
¡ARRE PLATERO!, ¡ARRE PLATERO".




miércoles, 29 de septiembre de 2010

LAS ESTACIONES DE AUTOBUSES Y LAS PUERTAS DE SUS ASEOS COMO MEDIO DE EXPRESIÓN.

Cuando entras en una estación de autobuses y sobretodo si ésta es de una gran ciudad, aparte del olor a humanidad que desprenden estos lugares, sientes que te incorporas y fundes en un crisol de razas y lenguas, haciéndote pensar que es cierto aquello de ser ciudadano del mundo, y se despierta en ti un espíritu cosmopolita. Apenas se ha iniciado tal sensación, te sobresalta una voz que de manera machacona y en diferentes idiomas te alerta de que para tu seguridad, en todo momento mantengas tus pertenencias controladas, al tiempo que nos remite a unos letreros situados estratégicamente, que nos advierten que desconfiemos de todo aquel que se nos aproxime haciéndonos cualquier pregunta, porque lo que puede pretender es distraer nuestra atención y aprovechar para robarnos.

Ese es el momento en que te aíslas del universo, y te metes en el caparazón de tu pequeño mundo individual y desconfías de todo lo que se mueve, no atreviéndote ni a rozar ni a que te rocen ni un solo pelo de la ropa, no mirando de frente a nadie por temor a que te pregunten, y agarras tensionado y con fuerza el equipaje dispuesto a defenderlo a capa y espada, simbolizando en nuestras maletas una plaza sitiada por el enemigo.

Por naturaleza me gusta buscar el lado bueno o menos malo de las cosas y también aquí he encontrado un punto de inflexión en el sitio más insospechado, los baños.

Siempre me han llamado la atención la parte trasera de las puertas de los aseos de señoras, porque son utilizadas como tabloides donde se escriben los temas más variopintos. Sabido es que hay quienes en su casa estos momentos de tanta intimidad donde se expelen los humores, son aprovechados para leer e incluso a vuela pluma tomar nota de una idea que surge, pero en un sitio tan ajeno como un water público, normalmente no muy limpio, con un oído puesto en la megafonía por si anuncian la salida de tu coche, y el otro en los comentarios de los que esperan con las piernas cruzadas en forma de tijera por la necesidad imperiosa de evacuar, haciéndosele eterno cada minuto que tardas en salir, no comprendo como se puede coger el rotulador, del que previamente y con intención te has tenido que proveer, inspirarte y dejar plasmado un pensamiento, hecho que se me antoja bastante chocante.

Cierto es lo anterior, y como dicen que los perros marcan territorio con su micción, algo así deben sentir estas personas, queriendo dejar su huella allá por donde pasan, y sin importarles que sea un lugar con tan poco encanto como un excusado.

Esta miscelánea de expresiones son como digo de lo más variadas, como pueden ser de amor:
Odio esta maldita distancia.
Te engañé pero no vivo sin ti.
publicidad:
Concierto de "El Barrio"
Actuación de Alejandro Sanz.
afinidad política:
Vota PSOE.
Rajoy Presidente.
revindicacion social:

No a los cementerios nucleares.
No a la violencia de género.
antagonismo:
Aquí meó y cagó Juana.
Todo cuanto haces tiene su eco en la eternidad.
sexuales:
Teléfonos con mensajes que delatan tendencias ambiguas.

y así leyenda tras leyenda, sin dejar un solo centímetro libre.

Ante el descubrimiento de este formato de expresión, me pregunto si en alguna ocasión me sintiera tentada a utilizarlo en que términos lo haría, y me vienen a la memoria unos versos que a veces y para hacernos reír, nos recitaba mi madre:

Por muy repulín,
repulín que se sea,
no hay repulín,
repulín que no pea.

Caga el pobre, caga el rico,
caga el Obispo y el Papa,
y en este mundo señores,
nadie de cagar se escapa.

Poco puedo decir de los retretes de caballeros, ya que por razones obvias no los frecuento, pero a juzgar por lo que se ve desde fuera, creo que tienen bastante "vidilla". Por sus proximidades, aparte de rateros que te pueden quitar hasta la caspa, existe un verdadero mercado del sexo masculino, por donde deambula una mariconería de bisoñé en su mayoría autóctona, y una legión de chaperos jóvenes, estos sí, casi todos emigrantes, que con los gestos, señales y signos propios de este ambiente, acuerdan sus transacciones de la carne.

Como se desprende de lo anterior, en una simple estación de autobuses, que es un espacio reducido y un medio más bien hostil, si te preocupas de observar lo que pasa a tu alrededor, aunque parezca mentira, puedes tener una seria de vivencias, en apariencia insignificantes, pero que vienen a enriquecer tu conocimiento de la diversidad de aspectos de la conducta humana, y a entender y comprender mejor a tu semejante y como consecuencia a ti mismo.






domingo, 12 de septiembre de 2010

JULIO IGLESIAS, MIRANDA, LOS CURAS Y MI PRIMA MARTA.

La revista ¡HOLA! en uno de sus últimos números, se ha ocupado con gran profusión de la boda celebrada entre el cantante Julio Iglesias y su compañera Miranda.

Estos acontecimientos son muy del agrado del mundo del colorín y el público consume con avidez estas publicaciones, llegándose a agotar en los quioscos y teniendo que imprimir nuevas ediciones con el consiguiente negocio que ello supone, mientras que en las librerías se escuchan quejas del precio excesivo de los libros, cosa que es cierta, pero que contrasta con lo anterior.

Fotos y más fotos con distintos vestidos en poses diversas y muy estudiadas, siendo lo más atractivo del reportaje la inclusión en las románticas estampas de varios niños ataviados a juego con la indumentaria de su hermosa madre, y todos con la eterna y cinematográfica sonrisa de su padre, padre que a la vez lo es de tres retoños más de anterior y celebérrima relación, vástagos al día de hoy ya creciditos, y que siguiendo la estela de sus progenitores nos los encontramos un día sí y otro también como protagonistas del papel cuché y de las pantallas de televisión.

Este evento no tiene mayor transcendencia, es uno de los muchos que la prensa del corazón trata a diario, pero a mí lo que mas me ha llamado la atención, por lo chocante, es que formando parte de tan idílicas imágenes aparezcan tres sacerdotes, todos ellos sonriendo complacientes y como dando su beneplácito a unión tan particular.

Lo bueno o malo de tener años es que se han vivido muchas situaciones, y ante otras similares es inevitable el no comparar, y es lo que hago a continuación:

Mi prima Marta, a la que quiero como si fuera la hermana que no tuve, se había quedado huérfana en el momento justo de nacer, por lo que su hermana y ella se criaron con un padre inexperto y la protección de la madre de éste. Al inicio de los años cincuenta era una jovencita, casi una niña, pero una niña de las de entonces, sin la más mínima información sexual como era lo habitual en la época, por un pudor mal entendido por el resto de las mujeres adultas de la casa y la instrucción equivocada y represiva de los educadores siguiendo normas religiosas.

Como a cada cual, llegada la adolescencia se le revolucionaron las hormonas y desconociendo que los besos suenan a vísperas de embarazo, se quedó en lo que se llama estado de buena esperanza.

Aquello produjo un cataclismo familiar. Mi abuela iba de un lado a otro lloriqueando y hablando sola y diciendo que tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe, mientras yo no entendía por qué la ponía tan nerviosa la rotura del dichoso cacharro, cuando eso sucedía frecuentemente y hasta entonces nadie se había llevado las manos a la cabeza por ello. Por otro lado mi madre y mis tías cuchicheaban muy misteriosas, y cuando yo aparecía simulaban estar ocupadas en labores inexistentes y guiñándose el ojo decían casi al unísono que cuidado porque había ropa tendida, cosa incierta, porque la cuerda de tender yo la miraba y estaba sin ninguna prenda.

Estas mujeres conocedoras del percal, hicieron acopio del valor suficiente y fingiendo una fortaleza que no sentían, se enfrentaron al difícil trance de comuni car al padre la transgresión de su hija. El estómago se le quedó frió y como metido en un puño de hierro, en cambio la cara se le encendió de ira y la emprendió a golpes contra ella, mientras maldecía su suerte por el fracaso en la educación de sus hijas y poniendo mucho énfasis al referirse a la honra, tanto que parecía que todo el honor de nuestra estirpe se había perdido al tiempo que el himen de su niña, quién como si los pies se le hubieran hundido en la tierra cada vez parecía mas pequeñita. Poco a poco fue perdiendo sus propios estribos e intentó pasar con su caballo por encima de la muchacha, y a no ser por mi tía Inés, que a su manera los tenía mejor puestos que el equino del General Espartero, que se interpuso a modo de escudo, se pudo evitar castigo tan desmedido.

Cuando la tempestad amainó quedaba otra cuestión por solucionar, casarla. Mi abuelo tenía un primo cura que impartía su doctrina en nuestra población y aunque el parentesco era bastante lejano, cuando hablaban de él y sobretodo si era en público, lo hacían con mucha cercanía, en principio por presumir y también porque en aquella época, tener un clérigo en la familia era una especie de seguro que te protegía de cualquier duda o suspicacia sobre tendencias políticas. Arrastraron hasta la casa de éste a la joven, en principio esperanzada en encontrar cariño y comprensión algo que tanto necesitaba, y porque en la escuela su maestra en la lectura diaria del catecismo, enfatizaba mucho sobre la misericordia divina.

El recibimiento no pudo ser menos cordial, aquel hombre, al que probablemente sus gónadas jamás habían producido un solo gameto, la miró de arriba bajo en forma inquisitorial, y cuando le contaron cual había sido la reacción del padre, en lugar de censurar el maltrato se erigió en acusador y juez, diciendo que había hecho lo correcto, porque si no la juventud terminaría fornicando en plena vía pública, y que no todo puede girar en torno a las apetencias de la entrepierna.

Mi pobre prima estaba al borde del cilicio, y lloraba amargamente su pecado presa de un susto permanente ante quién ejercía de Torquemada con victima tan vulnerable, sentenciando que efectivamente, como sus visitantes requerían, aquello había que arreglarlo, y que si el novio, prácticamente otro niño, había sido hombre para preñarla, también debía serlo para cumplir con su obligación de reconocer la autoría y hacerse cargo de lo que estaba por venir.

Con tal veredicto los enamorados pese a todo vieron el cielo abierto, porque lo que ellos más deseaban era estar juntos para poder dar rienda suelta a su amor sin tanta traba establecida, y no necesitaban que nadie les atosigara incitándoles a casarse.

La boda fue concertada, pero con una serie de condicionantes, nada de vestido blanco ni ramo de azahar símbolos de pureza, ya que dada las circunstancias la virtud se daba por desaparecida, por lo que la novia tenia que vestir de oscuro, preferiblemente de negro y lo más discreta posible. El enlace, como mandaba la concepción moral más estricta, debía ser a hora muy temprana, cuando el mundo duerme y no mira, por aquello de que la Iglesia teme, o visto lo visto temía, mas al escándalo que al pecado propiamente dicho.

Así se casaron, en la clandestinidad, en una fría madrugada de Diciembre en el interior de una iglesia en penumbra con la asistencia de tan solo cuatro personas, y el primo cura malhumorado y soñoliento los convirtió en marido y mujer según el Sacramento del Matrimonio, ante la mirada impávida y el silencio eterno de un Cristo colgado en el altar.

No he podido sustraerme al recuerdo de la pequeña historia que he relatado, a la vista de las fotografías que aparecen en la revista ¡HOLA! y a las que me he referido en un principio, porque es difícil de entender como la Iglesia en algunos aspectos ha podido cambiar tanto en tan poco tiempo, porque no solo no reprueba ciertos comportamientos como de manera férrea lo hacía años atrás, si no que los legitima yendo no uno, sino tres sacerdotes a casa de los "novios" para concelebrar una misa bendiciendo así el vínculo de una pareja que practica vida marital desde hace veinte años, fruto de la cual son esos preciosos retoños.

Me alegro por la familia que de manera oficial ha formado Julio y Miranda, y que hayan podido contar con esta parafernalia clerical, que embellecerá sin duda su galería fotográfica, pero me duele que en otros momentos hayan tildado de pecado, hasta llegar a traumatizar, actos totalmente naturales de la condición humana, llevando a la sociedad a una total esquizofrenia. He dicho que me duele, no que me sorprenda, porque la experiencia me ha permitido conocer como parte del clero, cuando lo considera conveniente y por pura supervivencia, afloja la mano y es bastante benévola favoreciendo causas y patrocinando intereses de una clase social en particular.

Como agua pasada no mueve molino y pese a la reflexión anterior, me incorporo a los deseos de felicidad diciendo

¡¡VIVAN LOS NOVIOS!!















viernes, 3 de septiembre de 2010

MI HERMANO Y YO

El 6 de Septiembre mi único hermano, Fernando, cumple ..., bueno, digamos que una edad, concretamente tres años y medio menos que yo, y quiero felicitarle mediante estas líneas, como si de una tarjeta postal se tratara.

Hoy es el día que es un poquito cascarrabias y luce barba y pelo canoso, canas que le han salido casi de un día para otro, sin pedir permiso, como a traición, y tiene cuatro nietecitos muy lindos con los que pasea orgulloso gastándoles las bromas que en él son habituales, pero pese a esta idílica estampa, yo no puedo verlo como un abuelo, si no como el niño que fue, como ahora lo son sus nietos.

Supongo que les pasará a más gente, que cuando recuerden a sus hermanos siempre se sitúen en la niñez, por ser la época en que se forma parte de un todo: padres, abuelos, tíos, primos, juguetes, en fin todo, y yo tengo en mi mente la foto fija de cuando eramos niños que se sobrepone a cualquier otra imagen de la edad joven o adulta.

Era un niño revoltoso de carácter dominante y sobretodo creativo y de gran imaginación. Al contrario que ahora que los niños tienen de todo hasta la saciedad, a nosotros nos tocó vivir una época dura y de grandes carencias, la posguerra, pero a nuestra manera eramos felices. Con material que reciclaba, como eran envases de medicamentos, cajas de cerillas, palillos de dientes, alambres, etc., fabricaba con toda clase de detalles los coches más bonitos y de avanzado diseño que se pueda imaginar, llegando a contar con una flota importante que alineaba en batería y que yo tenía que mirar de lejos, porque siempre estaba vigilante para que no los tocara.

En casa por aquel entonces y hasta mucho tiempo después no teníamos teléfono, pero para comunicarnos entre nosotros dos poca falta nos hacia, porque mi hermano lo improvisaba con una caja metálica de betún, utilizando la base y la tapa como auriculares, realizándoles un orificio en el centro, por el que pasaba un fino bramante al que hacia un nudo en las puntas como tope, y así colocándonos cada uno de nosotros a cierta distancia, con una pared por medio y tensando debidamente la cuerda. podíamos hablar entre sí a través del improvisado hilo telefónico.

A sus habilidades manuales se venía a unir su insaciable curiosidad por todo lo que le rodeaba. Cuando empezó a ir al colegio, nos escolarizábamos a edad más tardía que en la actualidad, se hizo amigo de Fermín, familiar muy allegado al campanero de la Parroquia de la Purificación, y éste le introdujo en el mundo mágico de los sonidos. Se subían ambos a lo alto del campanario, con gran disgusto por parte de mi madre consciente del peligro de aquellas angostas escaleras, y Fermín le enseñó a tocar las campanas. Se aprendió de memoria todos los toques existentes: el triste de los entierros en sus dos variantes de si el difunto era un niño o un adulto, la llamada a misas y novenas, el repicoteo de las procesiones y el arrebato en señal de peligro o emergencia. Todos y cada uno de estos tonos los memorizaba y a media noche ensayaba en alta voz, para desesperación de mi padres y en particular de mi padre que al día siguiente tenía que madrugar.

A este sonido virtual de las campanas, poco después se incorporó el de la música propiamente dicha. ya que se apuntó a la sección infantil de la Banda Municipal, y como es lógico comenzó con el solfeo y claro, con el do, re, mi, fa, sol, la, si, do, nos acribillaba a todas horas y especialmente en el silencio de la noche, dándonos unos sustos de muerte entre el tañido de las campanas y la escala musical.

Su imaginación no tenía límite y sobrepasaba en mucho nuestro pequeño mundo infantil, por lo que se inventó la existencia de un ser minúsculo, tipo gnomo, pero de un tamaño no superior a los 15 cms., al que llamaba "El Hombre Chiquinino" y que habitaba detrás de uno de los barreños de cerámica que tenia mi madre debajo del fregadero de la cocina. Este personaje al que nadie veía, era protagonista de una serie de aventuras extraordinarias, de las que mi hermano era confidente, y que él a su vez se empeñaba en contarnos una y otra ves, poniéndonos como decía mi madre, la cabeza como un bombo.

A mí al principio me interesó el tema y le prestaba atención, pero con el tiempo comencé a maliciar, y previa la oportuna inspección detrás del barreño, llegué a la conclusión de que todo era pura fantasía. Pese a mi desencanto él no cejaba en su propósito de ponerme al día de cuanto hacia su héroe y encontró la manera de debilitar mi resistencia vendiéndome sus servicios de protector que consistía en lo siguiente:

Nuestra casa tenía un patio precioso cubierto totalmente por un parral que producía uvas gordísimas color corinto, a las que mi padre denominaba "corazón de gallo". Este patio, y al regreso de la escuela, mi misión era regarlo y barrerlo cada tarde, pero tan pronto me disponía a llevar a cabo tal menester, de los ocultos panales de la parra, salía una bandada de avispas que aterrizaban contra mi piel como pequeños helicópteros. Mi hermano conocedor de mi sufrimiento y de mi Talón de Aquiles, quiso explotarlo a su favor, y se ofreció a defenderme del aguijón de tan miserables insectos a cambio de hablarme del dichoso "Hombre Chiquinino". Para que a él tampoco le atacaran, se ponía en la cabeza un cestillo de mimbre a modo de casco, lo que le hacía parecer un pequeño guerrero, y sacudidor en ristre espantaba a los susodichos himenópteros, mientras me relataba con toda minuciosidad las hazañas de su soñado amigo.

Seguido del patio de marras y separado de éste por una cancela metálica, teníamos un corral con una pequeña colonia de animales: varias gallinas, un gallo, dos cerdos llamados Diego y Blas y algunos conejos. Éstos estuvieron poco tiempo en casa, porque una de las conejas resultó ser una infanticida, que se comía a sus propias crías nada mas nacer, y mi madre, que si era una madraza pese a su fuerte temperamento, en vista de tan desnaturalizado proceder regalo a una vecina la familia "conejil", incluyendo en el lote a la coneja asesina. Blas y Diego tampoco duraron mucho, año y medio aproximadamente, porque para su desgracia engordaron lo suficiente para que mi padre contratara un matarife que los sacrificó convirtiéndolos en sabroso embutido, ante la impotencia y lágrimas de nosotros dos, para quienes los desaparecidos no eran cochinos si no más bien unos amigos de juego.

Las gallinas sí, esas formaron parte de nuestra existencia durante largo tiempo, entre otras cosas, porque mi madre no se atrevía a retorcerles el pescuezo e incitaba a mi padre a que lo hiciera como hombre de la casa, pero él que era incapaz de matar una mosca, se negaba en rotundo a ello , por lo que le llamaba cobardica. Por una u otra razón, el caso es el canto del gallo por la mañana y el continuo cloquear de las gallinas durante el día, eran la banda sonora de nuestra vida. Durante la siesta mi hermano se dedicaba imitar a las gallinas, y lo hizo tantas veces, que en su cacareo adquirió una perfección tal que era difícil distinguir quién copiaba a quién, circunstancia que tenía al gallo bastante mosqueado, haciéndo que se pasease nervioso de un lado a otro del corral moviendo su roja cresta, intentando localizar, sin conseguirlo, a la que se suponía era su nueva huéspeda, y a la que el, como buen gallo que se precie, tenía que apresurarse a cortejar.

En fin, muchas alegrías hemos tenido en nuestra infancia y también momentos desagradables como los catarros, el sarampión, la tosferina, todo eso lo pasábamos siempre a la vez y también compartiamos nuestros miedos a las tormentas, a los fuegos artificiales, al médico y sobretodo al practicante (ahora le llaman ATS), que nos ponía las inyecciones con bastante saña, y por igual el asco al aceite de ricino y al hígado de bacalao.

Son infinitas las anécdotas que quedan en el tintero, pero no es este el formato idóneo para exponerlas, por lo que estoy haciendo una recopilación de las mismas y en un futuro próximo escribiré un pequeño libro, sin pretensiones literarias, solo con el ánimo de recoger tus andanzas y que a modo de cuento se lo puedas leer a tus nietos.

Bueno hermano, que pese a tus canas yo se que sigues llevando dentro al niño que fuiste, y por eso yo te quiero ahora igual que entonces.

Tu hermana,
ASUNCIÓN.





domingo, 29 de agosto de 2010

LA DISCRIMINACIÓN DE LOS ACENTOS

En estos días en que tanto se habla sobre los posibles candidatos socialistas a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, un miembro del partido popular opina, que Trinidad Jimenez, actual Ministra de Sanidad, no reúne las condiciones necesarias para optar a dicha candidatura, entre otras cosas por su ACENTO andaluz.

Esto es una majadería y ha sido desautorizado por la cúpula de los populares, por no compartir esta opinión xenófoba. Con autorización o sin ella, lo dicho, dicho está, y lo malo es que no es algo excepcional, sino que este tema de los ACENTOS tiene bastante influencia en la ciudadanía, lo que vivo en carne propia por mi ACENTO extremeño.

Con frecuencia, incluso los muy allegados, me preguntan a modo de cesura, como después de tantos años viviendo en Madrid, conservo tan arraigado el deje de mi tierra. Yo a esta pregunta, y reconozco que muy poco educadamente, contesto siempre los mismo:PORQUE ME DA LA GANA.

Efectivamente, mantengo mi forma nativa de hablar porque me lo pide el cuerpo, o más bien el espíritu, ya que no quiero renunciar a mis raíces. Llevo trabajando y conviviendo durante décadas con personas de todos los puntos de España e incluso del extranjero, y a poco que lo hubiera pretendido habría borrado todo vestigio de mi procedencia, pero justo eso es lo que no deseo, no quiero ir como decía Cervantes "fingiendo patria".

Tengo conocimiento de que profesionales del cine, radio y televisión, algún extremeño entre ellos, han tenido que acudir a clases de fonética y dicción hasta conseguir leer y expresarse ajustándose lo más posible al perfecto castellano cosa que entiendo porque su trabajo así lo requiere, pero de no necesitarlo me parece absurdo tanto sacrificio, y aún así, ellos mismo en su vida cotidiana se despojan del corsé y se comunican de forma natural y espontanea como lo hicieron siempre.

En mi caso, y si bien gran parte de mi vida laboral la he realizado y realizo de cara al público, no he tenido necesidad de tales esfuerzos, más al contrario, hay a quienes les gusta mi manera de decir, porque suena natural y cercano, y más que un obstáculo es para mi una herramienta, porque al no poder evitar que me pregunten de donde soy, es un bue preámbulo para romper el hielo de cualquier relación, y partiendo de ahí poder adentrarte en temas de mayor calado.

El que al manifestarme, mi interlocutor deduzca que soy de Extremadura me encanta, no he encontrado mejor fórmula de hacer patria, lo que me molesta es entrever que por ello me consideren una criatura inferior. En principio uno no puede decidir su lugar de nacimiento, es algo que te viene dado, pero en mi largo periplo por la vida,y procurando siempre adaptarme al medio, me he tropezado con quienes sin olvidad una sola "ese", me han demostrado con su verbo carecer de la más mínima formación y al contrario, quienes a sus "eses" llevaban unidos unos conocimientos de los que he sacado enseñanza, y por supuesto también me he topado con aquellos que conservando casi intacto el tono de su lengua materna. eran cultos, muy cultos, y otros como es natural, carentes de toda instrucción.

Quiero dejar constancia de que aunque uno tiene que ser lo que llaman ciudadano del mundo, eso no significa tener que anular la identidad de los individuos, ni considerarles de primera o segunda clase según de donde procedan, porque eso si que es signo de ignorancia, y nunca buscar que nos desprendamos de nuestra idiosincrasia, para que así nos confundamos en un paisaje amorfo plagado de seres mutantes si personalidad propia.

Por todo lo dicho y con respecto a mi ACENTO, me remito a una de las canciones de Víctor Manuel, en la que entre otras cosas dice:"

"¿Cómo voy a olvidarlo?.
Sólo olvidan los bobos,
que reescriben la historia,
para olvidarlo todo".

No, no hay que olvidar de donde uno viene, por si hubiera que volver, ya que según el dicho: "más i importante que ir, es tener un sitio al que regresar", y yo sin petulancia, estoy orgullosa de ser de donde soy, al igual que lo estaría si fuera gallega, vasca o catalana, en cuyo caso me gustaría saber, si alguien me preguntaría por qué no pierdo mi ACENTO






domingo, 15 de agosto de 2010

"LA ROJA" Y LA PARADOJA.

Este verano, como todos los veranos, vivo a la limón entre Madrid y Extremadura, y en los medios de comunicación territoriales, ha saltado la noticia de que el día 11 de Agosto en Medellín (Badajoz), lugar de nacimiento de Hernán Cortés, mientras se celebraba el partido México-España. su estatua fue rociada de pintura roja,y no precisamente por identificarse con el color de nuestra selección.

Como es sabido, este partido, entre otros muchos eventos, se organizó para conmemorar el Bicentenario de la Independencia de México, y ésto leído de forma automática sin analizar su significado, a la mayoría de la gente no le provoca ninguna reflexión, pero si nos detenemos un poquito, nosotros aunque sea en forma de fútbol, estábamos participando del regocijo de la efemérides y de ahí la paradoja. porque no se festejaba otra cosa que el haberse liberado de la dominación española.

En 1810 cansados de siglos de explotación y bajo el movimiento El Grito de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla ("el cura Hidalgo"), se alzó en armas al mando de un ejercito de indios, iniciándose así el primer síntoma independentista.

Todos los pueblos del mundo, también el español, guardan en su memoria colectiva los agravios sufridos por quienes han sido o han pretendido ser sus invasores, y los mexicano no pueden ser una excepción. Su fobia hacia los virreyes por su despótica actuación y todo lo que representaban, se ha transmitido de generación en generación y aún hoy se conservan expresiones alusivas a la Corona que así lo manifiestan, por eso en lugar de decir que querían achatar las puntas de la estrella que los chicos de "La Roja" estrenaban en su camiseta, utilizaron el término "abollarles la corona".

Volviendo a la noticia que ha dado pie a este escrito, el alcalde de Medellín (el Medellín extremeño), dice que junto a la estatua manchada de rojo, simbolizando sangre, los vándalos según él, han dejado unos panfletos referidos a que el Conquistador aparece pisando la cabeza de un indio. Las autoridades competentes (Guardia Civil), están intentando localizar a los autores, que igual pueden ser nacidos en la localidad y con ganas de polémica, o algunos de los miles de emigrantes que pueblan Extremadura, muchos de ellos de lengua hispana.

Citado alcalde, con su mejor ánimo de quitar hierro al tema y justificar algo en lo que él no tiene ninguna responsabilidad, ya que la estatua le precede, alega que su paisano Hernán Cortés no pisa la cabeza de un indio, si no la de un ídolo azteca. Cierto es que de ser así hay una pequeña diferencia, pero en ese caso representaría el estar pisando y aplastando toda creencia que no fuera la acordada entre el poder civil y religioso, consistente en inculcar en los indígenas un temor al más allá, sabiamente administrado por la Iglesia, lo que les hacía aceptar sin la menor queja vivir explotados.Tan duras e infrahumanas eran estas condiciones, que tras años, más bien siglos, y no pudiendo soportarlo más, incluso algunos sacerdotes se rebelaron contra el sistema, como es al caso de Hidalgo, párroco de Dolores (Guanajuato).

Lo anterior es solo PENSAR POR PENSAR, y regresando a la cabecera de este escrito, "LA ROJA" Y LA PARADOJA, no ha estado mal el empate, por aquello de no haber vencedores ni vencidos.